19 ene 2012



Hambriento de tu cuerpo mi cuerpo desespera,...
sediento de tus besos mi boca siempre está
y te siento tan lejos,... adorada quimera,...
y no tengo las alas que me lleven allá.

Languidece mi alma recordando el cariño
que endulzó nuestras vidas con generosidad
y al evocar tus muslos blancos como el armiño
la enervante lascivia me llena de ansiedad.

Tu frente coronada con trigales preciosos
te dan marco de reina del placer y el amor
y en el mar de tus ojos,... navegando animosos,...
van los míos buscando alivio a su dolor.

El dolor de tu ausencia me destroza y devora,...
agoniza mi alma,... harto de soledad,...
y esperando con ansias a que llegue la aurora,...
son mis noches tan largas como la eternidad.

Como la endeble brizna que el céfiro acaricia
o como el arrecife que baña el ancho mar,...
así quiero sentirte en ocasión propicia
y amarte dulcemente en la noche lunar.