28 abr 2012





No te conozco,... no sé quién eres,... ni dónde estás, ni dónde vas… ni tan siquiera si podrás estar algún día,... en alguna parte, dentro de todos, fuera de mí.... pero tu ausencia me hiere como cercana… no tienes voz y te escucho,... eres el grito del desamparo,... del silencio,.... tan aterrador como inapelable…
sé, que a algunos les colmas con lo avaro de la indolencia.... 
sé, que a otros les llamas con la súplica de lo solidario,.. y sé, que al resto nos regalas lo egoísta de la felicidad que provoca no ser como tú... no pasar hambre, ni frío… no tener que depender de lo mísero de la conciencia de los que a veces nos consideramos desdichados… yo te confieso que en ocasiones me olvido de ti, 
prefiero anularte… me justifico pensando en mi exigüidad.... 
me dejo contagiar por el peor de los males,... la indiferencia; 
pero prometo cambiar,... y abrazar en tu nombre la esperanza de lo verosímil… quiero regalarte lo arriesgado de un mañana,... de un ayer, de un hoy.... que no tienes, que mereces… quiero ayudarte a que tengas la posibilidad de equivocarte,... de acertar, de decidir, de ¡VIVIR!. Quiero compartirme contigo,... sé que me necesitas,... sé que te necesito… no te conozco, no sé quién eres,... pero ¡me dueles!.