Me atasqué en la pregunta y olvidé todas las respuestas... Me enfangué en las interrogaciones de la inseguridad y cada duda me hizo borrar mis sentimientos... Un paso atrás,... y una mueca triste,... borrando eternamente las líneas de una pizarra blanca,... la posible solución que intentaba resolver mil galimatías... Rompí el folio amarillo y caí en el insoportable insomnio de los papeles quebrados... Y la falta de sueño acentuó el hastío de mi indeterminación... Seguí siendo un alma errante,... un marinero sin puerto,... un creyente sin fé... No pude dejar de buscar la respuesta,... y tu mirada sólo sembraba más dudas: preguntas, mis preguntas... Sin respuestas...
Me quedé con la respuesta y he olvidado todas las preguntas... Borré las interrogaciones del miedo y los puntos suspensivos de las dudas... Un paso al frente,... y una sonrisa,... con la solución al problema apuntada en un folio amarillo,... la fórmula que convierte la ecuación en un simple cuento para niños... Pasé la mano por la pizarra y borré el insomnio blanco de las noches de tiza... Y el sueño hizo desaparecer el cansancio de la incertidumbre... Dejé de ser un examinador inquieto,... un periodista intrépido,... un cotilla de patio de colegio... No hizo falta volver a preguntar,.. tu mirada lo dio todo: una respuesta,... la respuesta,... tu respuesta... Sin preguntas,... solo la inexorable amargura de la soledad que se provoca en la mezcla del aceite de oliva y el agua,... la verdad entre tu y yo...